martes, 5 de mayo de 2009

Capítulo 1 - 3ra Parte

Como si fuese instantáneo, Eve siente otros tres o cuatro golpes más - no se logra distinguir por lo rápido que le han golpeado - y poco a poco siente cómo las fuerzas se le van. Por alguna razón se detienen, y logra retomar su maza e intenta devolverles el daño a los enemigos, pero éstos se van. Cuando vé que se han alejado, se deja caer al suelo y toma un respiro...

-Por poco y no lo cuento... Ufff, ¿qué me habrá salvado? - piensa Eve.

-¿Eve eres tú? - suena una voz familiar - ¿Eve?

Talvez las fuerzas se le han ido, pero la voz sigue bien.

-¿Hola? ¿Quién está ahí? - Eve prosigue con las preguntas, ambos bandos tienen inquietudes un tanto... inoportunas. Ya verás a lo que me refiero...

-¡Eve, si eres tú! Válgame, casi no te encuentro. Soy yo, Priscilla, ¿qué te ha pasado?

-Me atacaron unos monstruos rojos, eran tres y no pude ni asestarles un golpe.

-Cierto, ví unas siluetas rojas hace poco, cuando me acercaba hacia tí, pero fué por un instante.

-Debemos tener cuidado, oye Pri, ¿trajiste lo que te pedí? Espero que no te lo hayas olvidado, porque sino...

-No te preocupes... más bien deja de hablar y recupérate, que si nos agarran los monstruos de nuevo puede que vengan más preparados.

Como si algo les oyera, vinieron los mismos diablos rojos, ésta vez con más compañia. Acorralaron a Priscilla y a Eve, ocho esquisitos ejemplares, en buena forma, que en el mercado negro valdrían su peso en oro. Ahora el problema es proporcionalmente mayor. La única táctica posible es pelear, puesto que correr sería inútil.

Gracias a las habilidades mágicas de Priscilla hay una oportunidad, ya que Priscilla a diferencia de Eve posee algunos dotes mágicos dañinos, como es Tuuli, que causa una ráfaga de viento, y Puhuri, un pequeño tornado.

Por lo que como la estrategia dicta, Eve ataca de frente a uno de los demonios, el demonio esquiva, y justo cuando uno de ellos iba a atacar Priscilla le asesta una ráfaga Tuuli, causándole grave daño en una mano y cortándole una de sus alas. El demonio huye despavorido.

Otros dos se acercan a Priscilla, los cuales lanza por los aires con un tornado Puhuri. Otro más le agarra desprevenida, pero Eve, quien despedazó a otros dos en unos cuantos golpes críticos a la cabeza (como si hiciese homerun) regresa al lado de su compañera para salvarle el pellejo. Los dos restantes huyen de la escena junto al herido que intenta escapar, pero lo alcanza un disparo de Tuuli por parte de Priscilla, dejándole inmóvil.

Eve, como tiene cómo, recupera las heridas de ambas. Y ahora pregunta a Priscilla:

-Y bien, es hora de que me dés lo que te pedí.

-¡Ah! Cierto, lo había olvidado con esto de los monstruos...

-Bueno, era de esperarse... pero aquí estoy para refrescarte la memoria.

Priscilla le entrega el objeto a Eve. Un medallón de buena suerte, simplemente una baratija sin sentido.

-Recuerda que tienes que ponértelo todos los días, sino el conjuro no servirá.

-Ok, pero también recuerda que tú me dijiste que era eso, si no funciona me tendrás que limpiar la casa durante un mes.

-Eeeeh... está bien.

Y bueno, después de llevar rato de estar juntas, Eve recuerda algo:

-Ahora que lo recuerdo, ¿qué haces por aquí?

-Pues... tenía que darte eso, y no había nada qué hacer, por lo que pensé que irías camino al Laboratorio para eso de las reparaciones. Y te cuento que ya pasó la ceremonia de inauguración, y que algunas mercancías ya se agotaron.

-Sí, lo de la cerem... ¿que ya hay mercancías agotadas? Válgame, debemos de darnos prisa.

Y así, Eve y Priscilla (quien sólo la sigue, la prisa es de Eve) corren hacia el Laboratorio, que todavía les queda un poco de bosque por recorrer...

(Ahorita vuelvo a actualizar, estoy descansando =3).